Después de varios días sin escribir
les traigo un tema que se remonta al pasado oscuro de la iglesia. Les hablo de
la santa inquisición, pero específicamente de los instrumentos de tortura que
se usaron en esa época con quienes ellos
consideraban herejes, brujas, siervos de satanás o simplemente pecadores.
Mucho se puede decir de los horrores y
las atrocidades que la iglesia ha cometido en nombre de Dios, pero en mi
opinión la santa inquisición sobresale, no solo por la cantidad de gente que
murió durante su existencia sino también por los instrumentos que se usaban
para darles una muerte lenta y dolorosa.
Los instrumentos de tortura usados en
la santa inquisición serán el tema principal de este artículo. Se construyeron
cantidades de ellos, cada uno más ruin y despiadado que el anterior, aquí
nombrare los que considero fueron las más brutales de estas máquinas de
tortura:
Látigos: muy usados durante la edad
media y por los torturadores de la santa inquisición, existían de varios tipos,
tamaños y materiales. Cada uno servía a un propósito diferente, desde los que
cortaban el cuerpo de dos o tres golpes hasta los que despellejaban al
torturado dejando expuestos en muchas ocasiones órganos vitales.
Mascaras: mullier teceat in ecclesía, las mujeres callan en la iglesia (mala época
para ser feminista). Estas mascaras se usaban para castigar en mayor medida a
mujeres que desobedecían el orden establecido por el poder regente, existían muchos
tipos de máscaras con diferentes propósitos las cuales contaban con pues u
hojas filosas que mutilaban permanentemente el rostro y la lengua del
torturado, además de ser expuestas al escarnio público la gentes las golpeaba y
humillaba de muchas maneras, algunos de los golpes que les propinaban eran
mortales.
Iron Maiden: también conocida como la
dama de hierro, uno de los más infernales instrumentos de tortura que el hombre
pudiera construir en mi opinión. Imaginen estar encerrados en un sarcófago de
hierro donde sus pesadillas claustrofóbicas más profundas se hacen realidad y
para poner la cereza en el pastel sumemos el ser asfixiamos por la falta de oxígeno
y el hedor a oxido sangre de los
anteriores visitantes de su ahora pequeño y acogedor cuarto de hotel. Seremos apuñalados
por filosas estacas que son lo suficientemente largas para infringir un dolor
inimaginable, pero tan cortas como para no matar a la víctima y prolongar su
sufrimiento por horas y hasta días.
El toro: muchos ya conocerán esta obra
terrorífica de la humanidad, para los que no, se trata de una estatua de hierro
solido dentro de la cual se introducían a las personas. Nada especial (para la época)
pero lo que hacía al toro algo especial es que las personas dentro eran
cocinadas vivas, se ponía fuego bajo la estatua alcanzando temperaturas
extremadamente altas, algunos morían por las heridas causadas por las ardientes
paredes de la estatua y otros por las dificultades que tenían para respirar, en
cualquiera de los casos la muerte era lenta y tortuosa.
La cuna de judas: este instrumento aunque
no fue diseñado para matar a la víctima (desde luego podía pasar) generaba una presión
psicológica aterradora, básicamente se suspendía a la persona por medio de
cuerdas sobre una pirámide de madera ubicada en una base de madera la cual se introducía
lentamente por el ano o la vagina. Se usaba para obtener confesiones, que en
ese entonces era básicamente decir lo que los jueces querían para luego ser
sometido a una de las torturas anteriormente mencionadas. La persona podía estar
días suspendida sobre la pirámide y si no confesaba la bajaban lentamente sobre
la pirámide y hasta mecían la misma para causar más dolor (como si no fuera
suficiente tener una pirámide en el culo) pocas veces se dejaba caer a la
persona de golpe, pues las heridas eran tan atroces que en la mayoría de los
casos nadie sobrevivía y si lo hacía tendría que sentarse de lado el resto de
su vida.
Es difícil pensar que la iglesia que
nos vende a un dios de amor y perdón en algún momento usara estos aparatos y muchísimos
más que no se mencionaron para castigar a quienes no creían en su Dios. Cuantas
personas inocentes murieron solo por culpa de unos cuantos ebrios de poder que
se escudaban en la voluntad de un ser imaginario.
No podemos culpar a los miembros de la
actual iglesia de esas atrocidades (o por lo menos eso espero) pero por que
seguir apoyando a una iglesia con un pasado tan oscuro, que aun que hoy por hoy
no sienten gente en pirámides de madera o las quemen en hogueras sigue
cometiendo crímenes tan abominables como lo son la pedofilia.
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